martes, 30 de enero de 2018

Resumen sesión "Taxi" de Carlos Zanón


UNA SESIÓN INTENSA Y DEBATIDA
Carlos Zanón se ha convertido en uno de los novelistas más frecuentados de nuestro club. A la lectura de las novelas No llames a casa (2012), Yo fui Johnny Thunders (2014) y Marley estaba muerto (2015), sumamos su última publicación, Taxi (2017), objeto de debate en nuestra pasada sesión. Jesús Lens, director del Festival Granada Noir, donde se presentó Taxi, abrió la reunión mediante videoconferencia y puso de relieve algunas claves para el análisis e interpretación de la novela a la vez que trazaba la semblanza de su autor. Posteriormente, Carlos Zanón contactó con nosotros desde Burgos, un rato antes de la promoción de su obra en esa ciudad. Comentó detalles del proceso creativo de la novela, poniendo de manifiesto puntos de vista particulares sobre los personajes y acciones, especialmente interesantes al permitir enfrentar el análisis e interpretación del lector con la del propio autor. En este sentido, respondió a preguntas de los participantes en la sesión, enriqueciendo sin duda el posterior debate que se produjo en torno a la novela.
EL PERSONAJE EN SU LABERINTO EXISTENCIAL
Si existe un punto de vista coincidente en los lectores es que se trata de una narrativa densa, “espesa”, tal y como la definió Zanón en un momento de su intervención. Y esa característica no procede obviamente de la trama, al ser bastante sencilla, sino del tratamiento del personaje principal, Sandino, y del particular lenguaje empleado en su caracterización por parte del narrador. Narrador y personaje llegan, en efecto, a confundirse, tanto en los momentos en que dicha instancia penetra en la conciencia del personaje como en los casos en que es la voz de Sandino, mediante el estilo indirecto libre, o incluso con el propio monólogo, quien muestra su tortuoso mundo interior. Es tan evidente la penetración del narrador en la conciencia del personaje que durante el intercambio de ideas acerca de la novela se manifestó que el uso de la omnisciencia resultaba excesivo, de tal modo que el personaje quedaba atrapado en el universo verbal creado por el narrador. Y es precisamente ese complejo universo verbal lo que para algunos de los miembros del club, más que una cualidad del relato, llegaba a hacer, en ocasiones, excesivamente opaca la lectura, incluso se llegó a comparar en este aspecto esta novela con otras anteriores suyas, en demérito de Taxi. Claro que en este asunto, como en tantos otros, también se escucharon opiniones contrarias, en cuanto que es justamente este rasgo, el que posibilita acceder a la intimidad del personaje, a los entresijos de su existencia, a sus dudas y miedos.
El hecho evidente es que nos encontramos ante una novela de personaje, y que en nuestra experiencia lectora, percibimos a éste, al protagonista, como persona, es decir, con rasgos de personalidad y carácter extrapolables desde el universo literario, ficticio, del que procede, a nuestro ámbito de experiencia real. Hasta tal punto que ocurre con Sandino lo que sucede con determinados personajes literarios: nos resistimos a que el final de lectura suponga una despedida absoluta. Tal vez por esa razón se le preguntó a Carlos Zanón si abandonará definitivamente al personaje Sandino en París, en la conclusión de la novela, o lo retomará para relatarnos sus nuevos avatares, a lo que el autor respondió que cualquier cosa puede ocurrir…
Sandino, un personaje en busca de su identidad a través de un periplo de siete días consecutivos, siete jornadas correspondientes a las siete secciones en que se integran los cuarenta capítulos que constituyen la novela, cada uno de ellos con el nombre de una canción y a la vez un homenaje al grupo The Clash, a uno de cuyos temas se debe el nombre del personaje, Sandino. Un claro guiño al lector, por parte del autor, al que gusta referenciar títulos de temas musicales, como quedó de forma patente en su Yo fui Johnny Thunders. En la playlist de este blog, en cuya elaboración participó activamente Zanón, podemos escuchar piezas de su preferencia, referenciadas en la obra.
BÚSQUEDA DE SENTIDO A LA EXISTENCIA: LA ÉPICA DE LO COTIDIANO
Sandino se nos aparece como un personaje inmaduro, insatisfecho con su vida, consciente de que es un perdedor, de no hacer las cosas bien, en permanente estado de insomnio y en búsqueda, en el fondo, de un hecho que dé sentido a su existencia. Este sentido pretende hallarlo en su relación con las mujeres, frustrada por una u otra causa, pero en el fondo por su rechazo al compromiso. Así discurren a largo de la narrativa personajes tales como Lola, Verónica, Nat, Sofía…, entre otras, conformando un grupo femenino que suscitó opiniones de nuevo enfrentadas, desde quienes las consideraban como mero telón de fondo para el desarrollo del personaje principal, hasta quienes opinaban que el autor posee un acertado conocimiento del universo femenino por el modo de caracterizar a dichos personajes.
Sin embargo, el personaje principal presenta otros rasgos positivos, tales como la bondad, la generosidad, la lealtad y el sentido de la amistad. El hilo conductor de la narrativa parte, en este aspecto, de su voluntad de ayudar a Sofía, compañera de profesión, a resolver el conflicto en que se ve inmersa al haberse apropiado de parte del alijo de drogas y dinero que unos traficantes abandonaron en su vehículo. Otras secuencias recurrentes, tales como la relación que establece con los hijos de Nat, el trato con su propia familia, la ayuda que ofrece a Ahmed, el comportamiento que manifiesta con la pasajera anciana a la que auxilia… dan cuenta de estas cualidades del carácter de Sandino.
Al igual que Odiseo, que regresa de Troya en busca de su soñada Ítaca, Sandino también tiene un objetivo, ir hacia adelante a la búsqueda de un sentido para su existencia, una búsqueda a ciegas por las calles de una Barcelona, sobre todo nocturna, durante siete días consecutivos en los que se condensa la acción de la novela, en un viaje que también es interior. Una Barcelona nocturna descrita en los ambientes que nos retrotraen a décadas pasadas, un reflejo del submundo de la ciudad.
En este periplo, en el que no faltan tonos valleinclanescos, el personaje porta una urna fúnebre con las cenizas de su abuela recién incinerada, situación que da lugar a episodios hilarantes, y del chiflado Jesús, otro personaje que protagoniza sucesos de evidente humor negro. Por último la acción finaliza con la huida a un París próximo a los atentados terroristas en la sala Bataclán, lugar al que se dirige el protagonista junto con el hermano de Ahmed, a quien la familia quiere alejar de Barcelona al haber sido captado por los yihadistas. Una alusión que presupone un cierre en un último círculo, el del infierno, abierto a la interpretación del lector. Carlos Zanón afirmó que este desenlace era totalmente intencionado.
Por otro lado, las analogías con la obra de Homero, que no vamos a desgranar aquí, son evidentes. Al igual que Ulises, Sandino se hace llamar Nadie, y son evidentes ciertos paralelismos con los pasajes del cíclope y su cueva; algunos personajes tienen nombres homéricos, como Héctor o Helena; episodios que tienen como referentes a los personajes Nat o Quim pueden asimilarse a otros del texto clásico… Se inscribe, pues, Taxi, en una tradición narrativa que, a partir de Ulises de Joyce, pone de manifiesto, más o menos explícitamente, que el héroe contemporáneo es el personaje anónimo, no representante de la colectividad sino del propio individuo, y que la épica de su gesta, al contrario que la del héroe clásico, es la épica de la cotidianeidad.
Y este es el sentido que Fidel Pernía ha pretendido transmitir al pan que ha elaborado para la ocasión: un alto porcentaje de chocolate negro, que recrea el ambiente de la narrativa, con espiral interior de mermelada de frambuesa, círculos que simbolizan el laberinto del que el protagonista no puede escapar, y filigranas que representan las calles que recorre en su insomnio permanente noche tras noche. En definitiva, una explosión de sabores, una exquisita recreación culinaria de este Ulises que es incapaz de encontrar su Ítaca.

Federico Ruiz Rubio
Miembro de Tres con libros

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