sábado, 5 de noviembre de 2016

Resumen de la sesión especial 'El piano oriental' e introducción al tebeo por Abel Ippólito


El jueves pasado tuvo lugar la puesta en común de la historia gráfica El piano oriental, de la autora libanesa Zeina Abirached, premio Phénix 2016, y de cuya presencia pudimos disfrutar hace unos días en el patio central de la sede con motivo de la presentación de su obra. En la reunión se echó en falta la presencia de Mari Carmen  Ángel, presente en la coordinación de tantas sesiones, a quien saludamos desde aquí, y le deseamos éxito en su nueva andadura profesional. 
En esta ocasión, la introducción a la sesión corrió a cargo del dibujante Abel Ippólito, quien, antes de centrarse en el análisis de El piano oriental, esbozó una síntesis del devenir del tebeo en general y particularmente en España, desde las historias de Escobar, Vázquez Gallego o Ibáñez hasta los tiempos actuales, en los que la historieta gráfica, debido a causas diversas, no pasa por sus mejores momentos. Disfrutando, como es habitual, del extraordinario pan que Fidel nos ofreció para la ocasión, los participantes intercambiamos nuestras particulares experiencias lectoras y vitales, poniéndose una vez más de manifiesto la variedad y riqueza de puntos de vista y experiencias del grupo de lectores, dispares en ocasiones, pero siempre complementarios, en cuanto que la multiplicidad de perspectivas y matices tienden a conformar un análisis en profundidad de cada obra comentada.


Al ser El piano oriental la primera historieta gráfica entre las casi cincuenta obras compartidas en nuestro club de lectura, es lógico que la sesión despertara cierta expectación, más aún tras haber asistido a la presentación de Zeina Abirached, que cautivó al público durante su exposición tanto por su espontaneidad como por lograr comunicar facetas de su arte. De la obra se comentaron diversos aspectos, tanto formales como de contenido.

Ya desde el título, El piano oriental, se pone de manifiesto la intención confesa de la autora, que es yuxtaponer dos conceptos, aquí con referencia a dos visiones del mundo que pueden antojársenos diametralmente opuestas: el piano, instrumento occidental, y de oriente. Sin embargo, este hecho no implica una imposibilidad de comunicación entre ambas concepciones, sino la posibilidad de establecer un diálogo entre ellas, simbolizado por el piano, creación del bisabuelo de la dibujante, Abdalah Chahine, en quien se basa para la construcción del personaje, y de cuyo invento, el piano “bilingüe”, podemos escuchar una muestra en este video:

Simplemente accionando un pedal, podemos acceder a la tonalidad oriental, usando el mismo instrumento que produce la tonalidad occidental. Y un nuevo símbolo, el de la música, universal, emerge en un diálogo “bilingüe” capaz de mantener la alteridad sin que llegue a ser colonizada. En ciertos aspectos, la obra nos ha recordado a Brújula, de Mathias Enard, en cuanto que aborda cuestión semejante, aunque desde otras perspectivas históricas y culturalistas. La autora superpone a la música su propio biligüismo, el francés y el árabe, hasta el punto de que ambas lenguas se mezclan, aunque sin llegar a confundirse. Y otro lenguaje más, el del dibujo, cuya magia es capaz de traer el mar de su niñez al horizonte de París, viñeta con que se cierra la historia.

Zeina Abirached aborda esta compleja temática con absoluta sencillez, que no quiere decir simplicidad. Mediante una pretendida composición cercana a lo naíf, a la ingenuidad infantil, al trazo sencillo en el retrato de los personajes, nos encontramos con dos historias en dos tiempos distintos, la del inventor Abdalah Kamanja, inspirado en su bisabuelo, en un mítico Beirut de primeros del siglo XX, y su viaje a Viena a mostrar su invento, y la del personaje femenino, basado en la biografía de la propia autora, que abandona Líbano con veintirés años y se establece en París, sintiendo la capital como su nuevo hogar, pero sin renunciar a sus orígenes. Acontecimientos dramáticos, como la guerra civil en su país, son narrados desde una mirada infantil equilibrada, soportes de la sucesión de acontecimientos, pero no elementos temáticos que alejen la obra de su sentido inicial. Y a esta visión aparentemente sencilla contribuyen otras características tales como el humor, la configuración de las páginas en blanco y negro, a veces ocupadas por una sola viñeta, la presencia de las onomatopeyas, otro modo de música, que se aproximan en su conjunto a uno de los intereses confesados por la autora, dibujar la música y el sonido.

En suma, se trata de una obra que, en general, ha satisfecho plenamente las expectativas de los miembros del club de lectura, impecable desde el punto de vista estético, y muy apropiada para la reflexión sobre la conexiones entre Oriente y Occidente, en la línea de la última lectura del club. 

(Texto: Federico Ruiz. Fotografía: Marisa March, miembros de Tres con libros)

Otros enlaces de interés. 

- Resumen de la sesión de El piano oriental del Grupo de Lectura del Centro de Documentación María Zambrano, Instituto Andaluz de la Mujer. [Generando lecturas]

4 comentarios:

Guadalupe Caramés dijo...

Tras la sesión del club y como consecuencia del interés que nos transmitió por el tebeo actual el dibujante Abel Ippólito, estuve investigando en internet y me encontré con la película "Arrugas" basada en la novela gráfica del mismo título de Paco Roca. Se trata de una gran película con una historia conmovedora sobre los ancianos y el alzheimer, intimista y sensible y con algunas notas de humor. Os la recomiendo.


Guadalupe Caramés

Anónimo dijo...

Abel hizo un buen recorrido por el comic, el tebeo. Federico muy bueno tu relato!, las fotos del pan excelentes, como su sabor.
M Carmen

Biblioteca Tres Culturas dijo...

Muchas gracias Guadalupe por compartir tu experiencia con nosotras. La verdad que de eso se trataba de iniciar a aquellos que no había leído tebeos y animar/despertar a los que sí tenían incluido en tebeo en sus vidas. Abel consiguió ambas cosas ya que lo vemos en el fluir de préstamo de cómics de estos días.
Gracias por la recomendación.

Biblioteca Tres Culturas dijo...

Mari Carmen gracias por participar en el blog, la verdad que Federico ha hecho un resumen estupendo de la jornada vivida el pasado 3 de noviembre. El pan, nuestro gran aliado, nos ayuda a evocar la lectura a través de los ingredientes. En este pan en concreto Fidel ha mostrado su vertiente más artística. Una pequeña obra de arte, como el libro al que representa.

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